2012 un año importante, emblemático, de muchas expectativas, de muchas esperanzas.
Volvimos a casa. A nuestro hogar, con todo lo que eso implica. Es un volver pero no a lo mismo, no de la misma manera. Y no hablo de la casa: paredes techo y ventanas.
Muchas cosas pasaron, muchas cosas vivimos y mucho costó llegar hasta acá. Y tampoco hablo de plata (o no solamente)
Dicen que este año, 2012 es el año del “fin del mundo”. Al principio me dio un poco de miedo esta suposición. Como que se termina? Luego, leyendo un poco más, los mayas anuncian el fin de una era, el fin de un ciclo.
Y he decidido hacerlo carne. Que este año sea el comienzo de una nueva era, al menos en mi (y discúlpenme si prefiero ver el medio vaso lleno)
Volver pero no volver de la misma manera. O sea, en lugar de “volver”, sería “llegar”. Llegar implica algo nuevo, algo desconocido. Pero con entusiasmo, no con miedo. Poder empezar algo, en lugar de continuarlo. O empezarlo a partir de determinado punto…
Un volver diferente, distinto. 
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Painting





Trabajo mucho en verano. Mas de lo que en invierno. Y como la Casuni es el lugar a donde trabajo, en estos momentos, tiene su base de operaciones en el club “Bancario”; lugar a donde pasamos los veranos con los chicos, jugando en la pileta, tomando licuados y comiendo crepes del “Kioske do pirata“, charlando y compartiendo mates con amigos, jugando en la arena (en realidad, y para mis adentros, deseando que la “cancha de voley playero” algún día sea arenero)… 
Mucho relax que me rodea (los relajados son los otros, yo pinto quete pinto) mucho chico mirando, mucho grande preguntando ¿…que hacés? (y poniendo cara de no creerme cuando digo: “trabajo”)
Y así pasa el verano. 
Que suerte que me puedo llevar mi trabajo a cualquier lado… 

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Esta mañana me levanté temprano.
Caminé descalza al baño y cuando volví a cambiarme, una película dorada yacía pegada a la planta de mis pies. No le di importancia…
Luego tendí mi cama, y al sacudir las sábanas, millones de partículas volaron por el aire, brillosas  y coloridas formando una nube sobre mi cama.
Fui a la cocina a prepararme un café, y el color de la mesa no era el habitual: brillos de miles de colores sobre la superficie… también sobre el televisor, la cómoda, las sillas, el sillón, la cafetera, adentro de la heladera, sobre la computadora, mi escritorio, el piso de toda la casa…
Cuando se despertaron los chicos me dieron un fuerte beso con abrazo. Hermoso. Y dejaron marcada en mi cara, una huella de polvo brillante. Sus mejillas tambien tenían dorados tonos, como tambien sus pelos, brazos, piernas, orejas.
Solo me resta decirle GRACIAS a la mamá de Ámbar por poner glitter en las sorpresitas del cumpleaños…
Para vos, Tinkerbell! no tenemos nada que envidiarte!
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Para mirar
Los adultos necesitamos desafíos a la imaginación que nos muevan, que nos despierten, que nos pongan en Modo Artista, que nos coloreen por dentro. A menudo nos hace mucha falta una buena excusa para tomarnos un par de horas solo para nosotros y nada suena mejor que “Estoy trabajando en un proyecto y tengo una asignación. Regreso más tarde”. Es como aire fresco!
Date una oportunidad. No tengas miedo. No pospongas tu pasión y tus ganas de crear. Ejercita tu creatividad ahora, hoy, ya mismo. No esperes por un momento mejor. No hay momento mejor que este para aprender a mirar.

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¿Cuánto tiempo es cuatro meses? La tercera parte de un año. Casi la mitad de la gestación de una vida. Para un bebé de cuatro meses de edad es toda su vida. Para un condenado a muerte, un pestañeo de tiempo. Alrededor de cuatro meses deberán esperar los 33 mineros chilenos encontrados con vida para ser rescatados del lugar en el que ya permanecieron tres semanas. Cuatro meses a oscuras, en el fondo de la tierra, simplemente esperando. Como bebés en el útero, aguardando a ser paridos nuevamente. Mientras esos hombres esperan, en la superficie, lejos de ellos, seguirá habiendo hombres y mujeres movidos por insaciables urgencias. Esas que les impiden esperar en un semáforo en rojo, que les hacen tocar bocina cada dos pasos, que los impulsan a llevarse por delante a quien sea, a no respetar lugares en las colas, a dejar una relación a los dos días si la otra persona no se ajusta a sus exigencias, ésas que les hacen criticar a quienes se toman su tiempo para las cosas, que los empujan a correr cada vez más rápido hacia ningún lugar, a quererlo todo ya, no importa a qué precio. Cuando los 33 mineros salgan a la luz, esos cuatro meses les habrán cambiado la vida, las mentes, acaso las creencias. Cada segundo de ese tiempo será significativo, habrán aprendido mucho, me imagino, sobre el tiempo, las prioridades, las urgencias. Y sobre lo importante. Mientras, tantas personas desperdician meses y meses de vidas sin sentido, corren tras urgencias vacías, huyen de instante en instante. “No tengo tiempo que perder”. “No tengo tiempo para vos”. “No me hagas perder el tiempo”. “No me alcanza el tiempo para nada”. Patéticas frases que se escuchan y repiten a cada rato. Frases gratuitas, que no diríamos si estuviéramos cuatro meses atrapados en el fondo de una mina, aprendiendo que el tiempo principal no está en el reloj ni en el calendario. Y que lo más importante no sucede cuando se corre, sino cuando se espera.

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Táctica y estrategia
Mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos;
mi táctica es, hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible;
mi táctica esquedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé con qué pretexto, pero quedarme con vos; mi táctica es ser franco y saber que sos franca, y que no nos vendamos simulacros para que entre los dos no haya telón ni abismos.
Mi estrategia es, en cambio más profunda y más simple;
mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni sé con qué pretexto, por fin me necesites.

Mario Benedetti
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Helena soñó que dejaba los sueños olvidados en una isla. Claribel Alegría recogía los sueños, los ataba con una cinta, y los guardaba bien guardados. Pero los niños de la casa descubrían el escondite y querían ponerse los sueños de Helena, y Claribel enojada les decía: -Eso no se toca-. Entonces Claribel llamaba a Helena por telefono y le preguntaba: -¿Que hago con tus sueños?-
Eduardo Galeano
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El espejo de Blancanieves

Mi abuela Ana era una mujer muy cuidadosa de sus muebles. Todo en su casa tiene su funda, no nos dejaba parar en los barrotes del costadito de las sillas, y menos que menos, arruinar la mesa del comedor, que tanto le había costado comprarla.
La mesa no era gran cosa, aglomerado enchapado con fórmica, imitando madera, pero con el brillo que le sacaba el lustra muebles, sinceramente era muy linda.
Para que sus nietos no la rayaran (cuando comíamos, cuando jugábamos, o cuando simplemente nos apoyábamos), Ana la había cubierto, no solo con un mantel, sino que el sándwich protector se componía de: fieltro verde (parecía una mesa de juego), mantel para cuando venían las visitas, y hule plástico, para cuando la visitaban sus nietos. ¡Realmente estaba protegida la mesa! Rara vez se la veía desnuda de toda esa vestimenta.
Pero lo mas preciado para mi, era lo que guardaba bajo esos manteles. Cada vez que iba a la casa de mi abuela, el entretenimiento mayor se escondía bajo las capas: había papeles.
Papeles usados de regalo, papeles de panadería que no se habían manchado, papeles viejos que del otro lado eran lisitos, papeles de formulario continuo que ya no servían que mi tío traía del trabajo.
Ustedes se preguntaran, para que guardaba mi abuela tantos papeles debajo de los manteles… la respuesta es simple: para mí.
Ana sabía que cuando yo llegaba, lo que mas me gustaba era dibujar. (Es dibujar). Por eso recopilaba papeles de todas partes, pero que sirvieran para que yo pudiera dibujar cuando pasaba las tardes en su casa.
Otra cosa que tenía mi abuela, era una cartuchera de tela azul, en el último cajón del modular, llena de lápices de colores. Al lado de la cartuchera, había un hermoso espejo de mano, parecido a de la madrastra de blancanieves. Pero lo que mas me importaba era la cartuchera (bueno, un poco me miraba en el espejo, pero después cerraba el cajón para ponerme a dibujar).
Lo que si, tengo que confesar, es que nunca dibujaba sobre la mesa: lo hacia en el piso. ¿Porque había más espacio? No. ¿Para dibujar de panza al suelo? Tampoco. Es que imagínense que con tanto acolchado de manteles, la mina del lápiz, se clavaba en el papel, rompiéndolo.
De los recuerdos de mi infancia, este es uno de los que marcaron el comienzo de mi carrera de ilustradora de libros para chicos.
Creo que le voy a pedir a mi abuela que me regale el espejo de blancanieves…
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Fui etiquetada por Geninne! Tengo que contar 6 cosas raras acerca de mi… acá van las reglas: Cada persona que es etiquetada, debe escribir un post en su blog contando 6 cosas raras acerca de su persona, así como también establecer claramente esta regla. Luego de establecer tus 6 cosas raras, debes escoger 6 personas para etiquetar y hacer una lista de sus nombres. No te olvides de hacer un comentario que diga “estás etiquetado” en sus comentarios y de decirles que lean tu blog para más información de lo que esto significa.

I was tagged by Geninne! I must tell 6 weird things about me…here are the rules: Each person who gets tagged needs to write a blog post of their own 6 weird things as well as clearly state this rule. After you state your 6 weird things, you need to choose 6 people to be tagged and list their names. Don’t forget to leave a comment that says “you’re tagged” in their comments and tell them to read your blog for information as to what it means.



















Acá van mis 6 cosas raras:
*Me gusta el kiwi, pero no puedo comer porque me lastima la lengua.
*El nombre de todas mis mascotas empieza con “R”.
*Me molesta cuando alguna persona tiene las cejas despeinadas, porque a mi me duelen cuando esto me pasa.
*Durante mi embarazo, me la pase tomando sopa caliente, a pesar de ser verano.
*Tengo una pila de cosas en un rincón de casa que tengo que guardar. Se que nunca lo voy a hacer: no tienen lugar a donde ser guardadas, no sirven para nada, pero tampoco las puedo tirar…
*Colecciono planchas viejas, a pesar de que nunca plancho!

Here my 6 wired things:

*I like kiwis, but I can’t eat them because they hurt my tongue.
*All my pets’ names begin with “R”
*I can’t stand a person with his (or her) eyebrows dishevelled.
*during my pregnancy, I took hot soup in spite of being in summer.
*I’ve got lots of stuffs in a corner of the house that I have to put away. I know I’ll never do it: I don’t have a specific place where to put them, and they are useless, but I can’t throw them away either…
*I collect old irons, even though I never iron!

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